En este segundo capítulo la bruja y el duende toman leche de una vaca amiga que vive en la hacienda de enfrente. Mientras tanto el duende le iba contando de las travesuras que les hacía por las noches a la gente del pueblo, la bruja se sorprendía y se quejaba porque a ella nunca la dejaban triunfar en los cuentos.
Después de un rato, ven que se acercaba una niña vestida con un TIPOY (el vestido típico Guaraní de las mujeres del oriente Boliviano) y sin zapatos; notaron que caminaba triste y en apariencia sin ganas de vivir.
La Bruja y el duende se acercaron a la niña para consolarle y les cuente que problema tenía. La niña les dijo que estaba triste porque su padre salía todas las mañanas muy temprano y volvía por las noches borracho a insultar a su esposa y a sus hijas… una de esas niñas era la niña triste.
Así, se puede ver que la escritora de este libro toca un tema delicado pero real en muchas familias bolivianas, el alcoholismo de los padres, que es un gran problema que afecta principalmente a las familias de bajos recursos económicos.
El duende y la bruja consuelan a la niña y logran que ella mejore su ánimo. La niña le da un beso a la bruja haciendo que se ponga roja y se avergüence mucho ya que no está acostumbrada a esas muestras de cariño.
Dibujo de un "Tipoy" o vestido tradicional del oriente boliviano |
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